viernes, 24 de julio de 2009

Globalización, lo peor está por llegar

Patrick Artus y Marie-Paule Virard, Globalización, lo peor está por llegar, Icaria-Intermón Oxfam, Barcelona, 2009.

Título original: Globalisation, le pire est à venir. Irégalits croissantes, gaspillage des ressources, spéculation financière, course absurde aux profits et implosion de l´Europe

Traducción: Carlos Zito

El proceso conocido como Globalización del que se empezó a hablar al poco de derrumbarse el Muro de Berlín y que según sus más fervientes seguidores iba a convertir el mundo en un inmenso mercado libre que acabaría llevando el bienestar por doquier y al que había que sumarse de inmediato y sin condiciones para no perder el tren de la mundialización del bienestar sin cuento, se ha convertido sin embargo en una máquina de generar desigualdades y de despilfarrar recursos sin más ley que la de la del beneficio a corto plazo.
Hemos asistido y sufrimos las consecuencias del sistema financiero intenacional, sin ninguna regulación, los inversores dejan de lado los proyectos productivos y se centran en sectores como el inmobiliario donde ven más posibilidades de beneficio en menos tiempo, han inflado así una burbuja especulativa desenfrenada que al estallar ha causado un terremoto económico que va dejando por el camino montones de víctimas. Sin embargo, para los inversores la conmoción ha durado poco, tras un poco de mareo se han dedicado a buscar nuevos sectores especulativos donde situarse y seguir ganando y de momento lo han encontrado en las materias primas, incluídas las alimentarias, que ya han empezado a subir de precio y nos amenazan con una nueva burbuja de consecuencias quizá peores.
La búsqueda de beneficio en las empresas hace que usando la libertad de comercio, deslocalicen sus industrias hacia países con bajos salarios, con desprotección social y con nulo respeto al medio ambiente. Condenando a esos países a ser meros proporcionadores de mano de obra barata. Mientras en los países tradicionalmente industriales como los europeos, el tejido productivo es desmantelado, desapareciendo los anteriores empleos en la industria por nuevos en los servicios, con menos protección social y con peores salarios, sin contar el desempleo que se hace crónico en numerosas regiones. Cada vez las desigualdades salariales son mayores en el interior de los países, y algunos ya hablan de una nueva realidad social caracterizada por el fin de la clase media.
Otro asunto es el del medio ambiente, ya que cuando se busca un beneficio inmediato uno no se para a pensar en el futuro del planeta. Pero ese futuro está cada vez más cerca, y la devastación de nuestro mundo va camino de ser irreversible si continúa el despilfarro actual y la total indiferencia hacia la naturaleza.
Lo peor está por llegar es lo que nos dicen Patrick Artus y Marie-Paule Virard en este libro que nos introduce en un futuro muy cercano que no es nada halagüeño si no se piensa la economía desde posiciones más racionales. Hacen falta auténticos pactos a nivel mundial sobre comercio, sobre desarrollo, sobre condiciones laborales y sociales, sobre medio ambiente, sobre educación...sin ellos la globalización sólo puede ir a peor. Dedican también los autores un capítulo a la más inmediata realidad europea, insistiendo en que es imposible crear una auténtica Unión Europea sin una federación fiscal que equilibre una zonas con otras, y que potencie un uso de los recursos económicos no a nivel de cada país sino a nivel europeo.

jueves, 2 de julio de 2009

Usos amorosos del dieciocho en España

Carmen Martín Gaite, Usos amorosos del dieciocho en España, Barcelona, Anagrama, 1987.



A lo largo del Siglo XVIII se fue extendiendo por España una moda denominada Cortejo que consistía en que las mujeres casadas de la alta sociedad podían tener un amigo que las acompañara en su casa o en la calle y les diera conversación en todo momento, de hecho a esta moda se le denominaba también chichisveo, porque la plática de la dama con su amigo era la base de la relación. Esta costumbre fue importada de otros países como Francia e Italia donde ya era bastante común y los detractores de la misma acusaban a la nueva dinastía borbónica y su corte de haberla traido a España.

Respecto a los maridos, estaban los que acogieron bien la moda y los que no, aunque estos últimos eran tenidos como anticuados y poco acordes con los tiempos. Mientras, muchas esposas a medida que la moda se imponía consideraban que tener cortejo les proporcionaba categoría y aire de buen gusto y modernidad.

Por su parte, las obligaciones del hombre que se avenía a ser cortejo de una mujer casada eran abundantes, debía por ejemplo acompañarla por la mañana en el tocador mientras la peinaban y aconsejarle sobre la mejor forma de hacerlo, informarla de las modas que más se llevaban en el vestir, acompañarla a donde la mujer dispusiera, darle conversación sobre cotilleos y tendencias además de hacerle lujosos regalo. Esto último, es decir las posibilidades del cortejo de hacer buenos regalos, era muy tenido en cuenta por una mujer a la hora de elegir cortejo, ya que muchas pedían a su cortejo aquello que sus maridos no querían o no podían pagar. Por tanto el cortejo debía ser alguien de posibles y además estar versado en las últimas modas para mejor aconsejar a su señora.

Esta costumbre del cortejo que se va implantando durante todo el siglo, sirve a Martín Gaite como hilo conductor en este estudio sobre los usos amorosos y las formas de relacionarse mujeres y hombres en esta etapa de nuestra historia. Así nos muestra como la mujer con los nuevos aires que trae el XVIII decide salir del encierro en que se la había mantenido y presentarse en la sociedad de una manera nueva y con presencia en lugares que antes les estaban vedados. Caso es este de los salones y tertulias donde la mujer no sólo va a estar presente sino que se va a convertir en organizadora y directora de tales reuniones, preparándolas en sus casas con o sin la presencia del marido. Nos desvela también la autora, como las mujeres en principio tienen una conversación limitada a asuntos de moda y cotilleos, debido a la falta de educación en la que la sociedad las mantenía, ya que el estudio no se consideraba de interés para mujeres cuyo destino era casarse convenientemente y ser cuidadora de sus hijos y de su casa.

Por supuesto serán muchos los detractores de los nuevos aires, no faltarán muchos que no vean en el cortejo más que un adulterio encubierto (cosa que muchas veces ocurría), y que ataquen cualquier papel de la mujer que no sea el de esposa y madre y quieran verlas en sus casas y no presidiendo tertulias.

Le dá un valor añadido al libro el que Martín Gaite apuntale todas sus argumentaciones con textos de la época en donde se va recogiendo todo lo que se decía sobre las costumbres de la época, además viene acompañado con una extensa bibliografía donde el lector que quiera profundizar en el tema encontrará un amplio campo.
Carmen Martín Gaite murió en 2000 y es una de las escritoras españolas más importantes del siglo XX con una amplia obra que incluye narrativa, ensayo y poesía. Entre sus libros hay que destacar las novelas Entre visillos por la que recibió el Premio Nadal, El cuarto de atrás o Lo raro es vivir. De sus ensayos además del que nos ocupa destaca El proceso Macanaz o La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas.

Foto de cabecera: María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, decimotercera duquesa de Alba, Francisco de Goya, 1795.