jueves, 2 de julio de 2009

Usos amorosos del dieciocho en España

Carmen Martín Gaite, Usos amorosos del dieciocho en España, Barcelona, Anagrama, 1987.



A lo largo del Siglo XVIII se fue extendiendo por España una moda denominada Cortejo que consistía en que las mujeres casadas de la alta sociedad podían tener un amigo que las acompañara en su casa o en la calle y les diera conversación en todo momento, de hecho a esta moda se le denominaba también chichisveo, porque la plática de la dama con su amigo era la base de la relación. Esta costumbre fue importada de otros países como Francia e Italia donde ya era bastante común y los detractores de la misma acusaban a la nueva dinastía borbónica y su corte de haberla traido a España.

Respecto a los maridos, estaban los que acogieron bien la moda y los que no, aunque estos últimos eran tenidos como anticuados y poco acordes con los tiempos. Mientras, muchas esposas a medida que la moda se imponía consideraban que tener cortejo les proporcionaba categoría y aire de buen gusto y modernidad.

Por su parte, las obligaciones del hombre que se avenía a ser cortejo de una mujer casada eran abundantes, debía por ejemplo acompañarla por la mañana en el tocador mientras la peinaban y aconsejarle sobre la mejor forma de hacerlo, informarla de las modas que más se llevaban en el vestir, acompañarla a donde la mujer dispusiera, darle conversación sobre cotilleos y tendencias además de hacerle lujosos regalo. Esto último, es decir las posibilidades del cortejo de hacer buenos regalos, era muy tenido en cuenta por una mujer a la hora de elegir cortejo, ya que muchas pedían a su cortejo aquello que sus maridos no querían o no podían pagar. Por tanto el cortejo debía ser alguien de posibles y además estar versado en las últimas modas para mejor aconsejar a su señora.

Esta costumbre del cortejo que se va implantando durante todo el siglo, sirve a Martín Gaite como hilo conductor en este estudio sobre los usos amorosos y las formas de relacionarse mujeres y hombres en esta etapa de nuestra historia. Así nos muestra como la mujer con los nuevos aires que trae el XVIII decide salir del encierro en que se la había mantenido y presentarse en la sociedad de una manera nueva y con presencia en lugares que antes les estaban vedados. Caso es este de los salones y tertulias donde la mujer no sólo va a estar presente sino que se va a convertir en organizadora y directora de tales reuniones, preparándolas en sus casas con o sin la presencia del marido. Nos desvela también la autora, como las mujeres en principio tienen una conversación limitada a asuntos de moda y cotilleos, debido a la falta de educación en la que la sociedad las mantenía, ya que el estudio no se consideraba de interés para mujeres cuyo destino era casarse convenientemente y ser cuidadora de sus hijos y de su casa.

Por supuesto serán muchos los detractores de los nuevos aires, no faltarán muchos que no vean en el cortejo más que un adulterio encubierto (cosa que muchas veces ocurría), y que ataquen cualquier papel de la mujer que no sea el de esposa y madre y quieran verlas en sus casas y no presidiendo tertulias.

Le dá un valor añadido al libro el que Martín Gaite apuntale todas sus argumentaciones con textos de la época en donde se va recogiendo todo lo que se decía sobre las costumbres de la época, además viene acompañado con una extensa bibliografía donde el lector que quiera profundizar en el tema encontrará un amplio campo.
Carmen Martín Gaite murió en 2000 y es una de las escritoras españolas más importantes del siglo XX con una amplia obra que incluye narrativa, ensayo y poesía. Entre sus libros hay que destacar las novelas Entre visillos por la que recibió el Premio Nadal, El cuarto de atrás o Lo raro es vivir. De sus ensayos además del que nos ocupa destaca El proceso Macanaz o La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas.

Foto de cabecera: María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, decimotercera duquesa de Alba, Francisco de Goya, 1795.



3 comentarios:

Amo a Sabrina Ravelli dijo...
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Cayetano dijo...

Aires nuevos de cambio soplan en la Europa del siglo XVIII. La Ilustración abre los ojos a los hombres y a las mujeres.
Aún queda mucho camino por recorrer, pero esta nueva actitud de las mujeres hacia las relaciones galantes con el otro sexo, nos indica que algo se mueve en la Europa del Antiguo Régimen.
Por supuesto que lo que nos traes aquí se refiere sobre todo a prácticas de la mujer burguesa. La liberación será para las clases más acomodadas, no para la inmensa mayoría, gentes sin recursos.
Carmen Martín Gaite, una buena escritora y mejor persona.
Un saludo.
Nota: este verano puede ser complicado ser puntual en los comentarios debido a las vacaciones.

En el zaguán dijo...

Efectivamente Cayetano, estos nuevos usos solamente afectaran en primer lugar a la nobleza pegada a la corte y después a la burguesía que en buena medida se dedica a imitar las costumbres de aquella. Por el contrario las clases populares, la de los "majos" y "majas" se convertirán en acérrimas detractoras de estos nuevos aires que consideran extranjerizantes.
Saludos.