viernes, 22 de agosto de 2008

La cruzada de los niños


Peter Berling, La cruzada de los niños, Grijalbo, Barcelona, 2004.
Título original: Das Kreuz der Kinder
Traducción de Helga Pawlowsky.
Hace ya años me puse a leer Los hijos del grial, primera entrega de la serie que ya vá por pentalogía, siendo uno de los pocos libros que en mi vida he dejado por la mitad. Alguna vez he pensado en volver a leerlo y terminarlo por aquello de no dejar cosas a medias, aunque si considero que una vez leído el primero tengo que seguir con la serie me echo un poco para atrás.
Así que decidido a leer algo de Peter Berling, opté por este libro en que el autor se sumerge también en el mundo medieval, esta vez en uno de sus episodios menos conocidos como es el de la cruzada infantil.
Históricamente sobre la cruzada infantil se desconoce casi todo, y algunos historiadores la colocan más entre las leyendas medievales que entre los hechos dado la escasez de fuentes al respecto.
Según se considera, en el año 1212 y sin aparente relación entre ellas dos columnas de niños partieron una de Francia y otra de Alemania con la idea de recuperar la ciudad de Jerusalén, en manos musulmanas, para la cristiandad. La columna francesa iba dirigida por un pastor llamada Stephen de Cloyes mientras la alemana la encabezaba un tal Nicholas. Ambos tenían en común el hecho de considerarse elegidos de Dios para dirigir la empresa, y la fe ciega que depositaron en ellos sus miles de seguidores.
El objetivo era llegar hasta el mar, el cuál se abriría a su paso como en su día a Moisés y llegarían así hasta la Ciudad Santa. Pero el final fue muy diferente, y los niños utilizados y engañados, acabaron muriendo por las penalidades del camino o siendo vendidos como esclavos en el norte de África.
Con estos ingredientes construye Peter Berling su novela. Así, reune en la fortaleza de Mahdia en el cuerno de Iffriquiya y bajo los auspicios del Emir de dicho lugar y viudo de una joven presente en los acontecimientos, a un grupo de supervivientes de la cruzada que han logrado "hacer carrera" en el mundo musulmán. Entre todos ellos irán redactando el Manuscrito de Mahdia, donde se pretenden dejar descritos los acontecimientos por deseo del citado Emir que quiere conocer la historia que le trajo hasta él a la que fue su amada esposa.
Todo esto lo incluye Berling, y quizás sea lo mejor de la novela, en una compleja red de intrigas tanto del mundo cristiano como musulmán, en las que se cruzan los deseos de convivencia de unos con la intolerancia radical de otros dentro del complicado mundo mediterráneo de la época.

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